Una reina enamorada de la Duquesa de Polignac, así se la ve en el filme
El cineasta francés Benoit Jacquot, cuya cinta «Adiós a la reina» desvela una María Antonieta en los días previos a su muerte enamorada de su «favorita», la duquesa de Polignac, cree que hoy ya no hay iconos en la monarquía que puedan equipararse a ella; si acaso, comenta con EFE, lo pudo ser Lady Di.
El director, que ha cerrado fuera de concurso el XV Festival de Cine de Málaga con este largometraje histórico de intrigas palaciegas, ha señalado que, aunque la relación de la reina y la duquesa está documentada históricamente, la película no confirma que fueran amantes, aunque sí muestra la especialísima relación que mantienen.
«Lo importante -dice Jacquot- es que nos hagamos esa pregunta, si lo son o no. Lo que está claro es la fascinación que siente la reina por Gabrielle», papel que interpreta Virginie Ledoyen, también de visita en Málaga para apoyar la película.
«María Antonieta es probablemente la última reina mitológica de la historia occidental, sólo equiparable por alguien como Lady Di, aunque hay cantantes, como Lady Gaga, que sí pueden causar esta fascinación».
Basada en el libro homónimo de Chantal Thomas, cuenta desde el punto de vista de Sidonie (Léa Seydoux), la lectora de la reina, una criada joven y bella, los preparativos de la corte, atrincherada en Versalles, la mayoría para huir, mientras otros se disponen a morir por sus reyes tras recibir la noticia de la toma de la Bastilla.
Jacquot muestra a una María Antonieta (Diane Kruger) frívola, que no repara en gastos, cuyo único sufrimiento es el desdén de la duquesa de Polignac.
«Ha sido muy divertido trabajar un personaje que es detestado por todo el mundo», ha señalado a EFE Ledoyen.
Además de sentir curiosidad por indagar esa relación de la duquesa con la reina, a la actriz le gustó «tanto la gran historia que se cuenta, como la historia pequeñita que se cuenta a través de los ojos de la criada que lee a la reina».
Virginie reconoce que, a ella, el personaje de Maria Antonieta no le seduce, no la encuentra tan fascinante: le gusta más como se superponían en Versalles los dos mundos que acabaron en la Revolución Francesa y el punto de vista del pueblo.
Ambientado en 1789 en la Corte de Versalles, un «país dentro de otro», apunta el director, ese pueblo está representado en su ausencia, «es muy difícil representar al pueblo, si no es como una masa, y no era es mi intención», aclara.
Los franceses, dice Jacquot, «matamos al rey y eso no ha arreglado para nada el problema de la monarquía, porque hoy el presidente actúa como si lo fuera, creo -ironiza Jacquot- que es que los franceses aman al rey».
El director conoce los «momentos complicados» por los que pasa la monarquía española, los problemas con la justicia de Iñaki Urdangarin y «lo mal que ha sentado en España que el rey se fuera a a cazar a África en plena crisis», pero opina que «pasar de un dictador a un rey ha servido para disfrutar de una democracia con un valor que en otros países de Europa no tienen».
En un momento de la conversación con EFE, Jacquot preguntó con curiosidad «quién es Mario Casas», ante los gritos arrebatadores de una multitud de jovencitas que esperaban la aparición del actor español, alojado en el hotel de enfrente al de Jacquot.
«Adiós a la reina», el vigésimo largometraje de un director también famoso como realizador de TV movies, llegará a las salas españolas el próximo 4 de mayo tras haberse estrenado en Francia, con más de 400.000 espectadores en las tres primeras semanas, y que sigue aún en cartel. EFE
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